Ir al contenido

Cesta

La cesta está vacía

Seguir comprando
Les diamants sont-ils vraiment éternels ?
10 ene 20255 min de lectura

¿Son los diamantes realmente para siempre?

El famoso eslogan “Un diamante es para siempre”, presentado por el conglomerado de diamantes De Beers, está perdiendo fuerza. Y con razón, la industria minera de diamantes está atravesando una crisis sin precedentes.

Detrás de esta situación se esconde una gran conmoción: el auge de los diamantes cultivados, especialmente en mercados estratégicos como China y Estados Unidos. En América del Norte, casi la mitad de los diamantes vendidos por los joyeros provienen ahora de laboratorios (fuente: Tiempos financieros). Las generaciones más jóvenes, más conscientes de las cuestiones sociales y medioambientales, exigen una mayor trazabilidad de los materiales que consumen. La demanda de diamantes extraídos está disminuyendo, una tendencia que se espera que aumente en los próximos años y que está haciendo bajar los precios de los diamantes.

Para comprender mejor esta situación, echemos un segundo vistazo a los orígenes de este eslogan icónico y cómo ha dado forma a las creencias de los consumidores desde el siglo pasado.

Una construcción de marketing

La idea de que un diamante es el símbolo supremo del amor eterno nació de la hábil mano de marketing de De Beers a principios del siglo XX, en respuesta a una crisis importante.

En aquel momento, el conglomerado sudafricano controlaba casi el 90% de la producción mundial de diamantes. Sin embargo, el descubrimiento de numerosas minas, combinado con contextos geopolíticos desfavorables, había provocado una caída de la demanda y de los precios de las piedras preciosas (geografía nacional). Obligados a preservar el valor de los diamantes, los ejecutivos de De Beers implementaron una de las campañas de marketing más influyentes del siglo XX. El mensaje era claro: el verdadero amor debe manifestarse a través de la ofrenda de un diamante, símbolo de compromiso y eternidad. Así nació el legendario eslogan “Un diamante es para siempre”.

Esta estrategia no sólo permitió mantener la demanda, pero también para anclar profundamente en el inconsciente colectivo la idea de que el diamante solitario era inseparable del compromiso y el matrimonio.. Estas campañas han dado forma a una idea cultural que alimenta una demanda incesante, que a menudo conduce a prácticas con fines de lucro a expensas de la ética. Esta búsqueda ha llevado en ocasiones a la corrupción, la explotación y el desprecio por las consecuencias sociales y ambientales vinculadas a la extracción de diamantes. 

Diamantes cultivados: una revolución

Hoy en día, los diamantes cultivados están sacudiendo este patrimonio al cuestionar la noción misma de rareza que durante mucho tiempo ha alimentado el prestigio de los diamantes extraídos. Estas piedras, que tienen las mismas propiedades físicas, químicas y ópticas que sus homólogas mineras, no encajan en esta lógica artificial de retención.

Además, los diamantes cultivados en laboratorio desempeñan un papel vital en otras industrias, incluidas aquellas que requieren materiales ultrarresistentes. Su impacto va mucho más allá de la joyería, ampliando así las perspectivas de utilizar este precioso recurso.

Al mismo tiempo, las preocupaciones éticas y ambientales que rodean a la minería siguen pesando sobre la industria. Aunque se han introducido reformas, en particular con la Esquema de certificación del Proceso de Kimberley, estas iniciativas siguen siendo en gran medida insuficientes para garantizar una cadena de suministro verdaderamente responsable. 

Los límites del Proceso de Kimberley

EL Proceso de Kimberley  (KPCS), creado en 2003, tenía como objetivo impedir la venta de los llamados diamantes de conflicto, es decir, piedras utilizadas por los movimientos rebeldes para financiar guerras civiles (también conocidas como Diamantes de sangre). Este proceso requiere que cada exportación de diamantes en bruto vaya acompañada de un certificado gubernamental que acredite su origen libre de conflictos. 

Sin embargo, este sistema tiene fallas importantes. En primer lugar, se limita estrictamente a los diamantes en bruto, excluyendo los diamantes ya tallados. Además, no cubre abusos ambientales o violaciones de derechos humanos que puedan ocurrir en las cadenas de suministro. Además, las empresas firmantes no están obligadas a verificar minuciosamente el origen de las piedras que comercializan (Amnistía). 

Además, la corrupción y la falta de controles rigurosos en algunos países participantes debilitan significativamente la eficacia del sistema. Estas lagunas dejan la puerta abierta a actividades ilegales y socavan la transparencia del sector.

Los diamantes extraídos enfrentan un futuro incierto

El comercio de diamantes extraídos también refleja tensiones geopolíticas y económicas internacionales. Mientras que el G7 ha prohibido la importación de diamantes rusos, la ciudad histórica de Amberes está perdiendo terreno en favor de Dubai, que se está consolidando como un centro alternativo. Bélgica, por ejemplo, vio caer sus importaciones del sector un 23,3% en un año, mientras que sus exportaciones cayeron un 17,2%. (L'Eco). 

Además, el procesamiento de diamantes en bruto ahora se subcontrata en gran medida a la India, donde los costos laborales son significativamente más bajos. Este modelo alarga las cadenas de suministro, reduciendo la trazabilidad y aumentando los riesgos de opacidad y corrupción. EL Diamantes de sangre Todavía existen hoy en día y están legitimados por las políticas de la industria del diamante y de los comerciantes de los principales centros mundiales de diamantes, como Londres, Amberes o Nueva York. Esta negligencia dejó tristes huellas imborrables en ciertos países como Sierra Leona, donde se desarrolla una de las campañas rebeldes más violentas del continente africano (Ver el libro Diamantes de sangre por Greg Campbell). 

Por una visión verdaderamente eterna

La pequeña patinadora sobre hielo - Anillo de platino engastado con un diamante central talla esmeralda de 0,65 quilates.

Los diamantes extraídos tienen un precio oculto: desplazamiento de comunidades, explotación de trabajadores, destrucción de medios de vida, sin mencionar la degradación de la tierra y los ecosistemas. Su extracción deja cicatrices duraderas en las personas y en el planeta. 

Elegir diamantes de laboratorio significa optar por una alternativa responsable, que combina belleza y respeto por el ser humano y el medio ambiente. 


AGUAdeORO es una joyería fundada en 2009, presente en Ginebra y Zurich, ofrece a sus clientes la oportunidad de adquirir joyas éticas fabricadas en Suiza. Estamos comprometidos a ofrecer joyas que combinen desarrollo sostenible y elegancia.

 

Créditos de las fotos: Dillon Wanner seguro desinstalar y Melanie Deziel seguro desempaquetar

 

Compartir